Todo comenzó el 3 de noviembre cuando se diagnosticó a mi madre con una disección en la aorta, ingresó al hospital Sótero del Rio caminando con miedo, pero con la esperanza de tener una mejor calidad de vida. El 8 de noviembre le realizaron la primera cirugía y al día siguiente la segunda, las cuales fueron un éxito, todo iba muy bien, pero dos días después empezaron los problemas, los médicos no habían tomado conocimiento de todas las patologías que tenia mi madre y al preguntarles por los medicamentos de la epilepsia se pusieron nerviosos y llamaron a neurólogos con el fin de realizarle un encefalograma y un tac de cerebro para descartar un ACV. Afortunada mente su error no habla tenido consecuencias y su cerebro estaba bien, pero empezaron las diálisis debido al exceso de contraste que se utilizó en las cirugías, pues presentó daño renal.
El 12 de noviembre comenzaron los problemas respiratorios debido a un virus que contrajo en la intubación de la cirugía, por lo que la conectaron a un ventilador mecánico no invasivo con que se mantuvo hasta el día siguiente, sin embargo, al momento de intubar se les pasó el tubo, por lo que tomaron RX para ajustarlo y al momento de conectarla al respirador se dieron cuenta que este estaba en mal estado.
Así fue mantenida en cuidados intermedios, en espera de una cama UCI que llegó el 16 de noviembre, generando tranquilidad en la familia porque en esa unidad recibiría todos los cuidados que necesitaba, como la última diálisis (el 16) pues los nefrólogos concluyeron que no mas diálisis, pues sus riñones estaban funcionando bien, por lo que ahora solo faltaba que mejorara del daño pulmonar.
Así llegó el 17 de noviembre y nuestra madre despertó producto que le bajaron los sedantes, aunque le mantuvieron la intubación hasta el hasta el 22 de noviembre, fecha en que “mi mamita siguió resistiendo” por lo que la conectaron de nuevo al respirador mecánico no invasivo. A esa altura de la hospitalización, mi madre ya estaba bien de los riñones, estaba consciente y movía todas sus extremidades, pues estaban mucho menos inflamadas por lo que nos habló por medio de una video llamada a toda la familia.
Todo era felicidad.
Hasta el 25 de noviembre cuando nos llamaron del hospital para comunicarnos que mi mamita estaba delicada. Vamos angustiados al hospital y al ingresar y hablar con la doctora de turno, nos dice que ella no hará mas tratamientos, por que mi mamá sigue siendo fumadora y no tenía los controles con el broncopulmonar al día, por lo que le respondimos que eso era producto de la pandemia, pues se habían suspendido todas las atenciones con especialistas. Bueno eso ella lo sabia perfectamente.
Llegó el día 26 y en la visita mi mamita, como todos los días, cuando ella me dice que me ama mucho, por lo que miré de reojo los monitores y comprobé que su saturación era normal, estando su presión arterial un poco descompensada, recibiendo como respuesta de la doctora que había recibido a mi mamá cuando ingresó a la UCI, quien me dijo que si bien mi mamá a tenido muchas mejoras en sus pulmones, estos órganos seguían complicados y que tal vez sea un daño irreversible, señalándome lo siguiente: «tu mamá esta sufriendo por que la mascarilla del ventilador le presiona la cara y no puede tomar agua por que puede bronco aspirar” y cuando me sugiere DORMIRLA, y con mi madre consciente nos oponemos y delante de la doctora le preguntamos a mi madre que era lo que ella quería y nos respondió que quería venirse a su casa que jamas me dejaría sola.
La doctora, después de escuchar a mi mamá nos responde que no la van a volver a entubar y que la solución es hacer una Traqueotomía a lo que respondimos que hiciera todo lo que hubiese que hacer para mantenerla con vida y recibimos como respuesta que como la operamos, había llegado la hora de la muerte señalándonos que había que seguir el transcurso de la vida.
Le intentamos explicar que uno busca una mejor calidad de vida y que en ese momento la cirugía era lo único que salvaría su vida; sin embargo, la doctora sigue insistiendo en dormirla. Cuando le recordamos que su juramento es salvar vidas, nos respondió que su juramento no es hacer sufrir.
Lo terrible es que mi madre escuchó todo el tiempo lo que la doctora me pedía, informándonos que las siguientes 48 horas son criticas.
El 27 de noviembre ingresamos a ver a mi madre y se había inflamado completamente y le habían quitado todos los medicamentos, manteniéndola con el respirador no invasivo, una sonda nasogástrica y un sedante como únicos soportes y de paso nos enteramos que se había ordenado a los kinesiologos que no entraran a la sala.
En ese instante, al enterarnos de todo, comenzamos a insistir con el médico que le hiciera la Traqueotomía y que por favor no desocupara la cama UCI que para nosotros era la única opción que nuestra madre se mantuviera con vida, pero nada. Le dijimos que los médicos y los kinesiologos que trabajan conmigo y que seguían el caso nos decían que aún había una opción, pero nada, pues nos respondió, que ellos eran médicos de consultorio y que no sabían nada de un tratamiento UCI y que al final, era él el que tomaba las decisiones.
Luego de este crudo momento, nos cambiaron las visitas y se ordenó al enfermero de turno que nos prohibiera la entrada para ver a nuestra madre. El enfermero con la baja de los sedantes le estabilizó los signos vitales y como un favor me recomienda que llame por teléfono para recibir información, pero que no diga que soy la hija de la paciente de la cama cuatro.
Llamo al mismo enfermero a las 06:45 horas y me dice que mi mama está estable, que duerme a ratos y despierta, pero que está bien y finalmente nos tranquiliza informándonos que a esa hora de la mañana mi tía, que se encontraba junto a mi madre, observa que tiene los signos vitales muy bajos, la mirada perdida y viendo que el enfermero no reacciona y solo está preocupado de bajar el volumen de los monitores para no asustarlos, nos damos cuenta que nuestra madre se estaba muriendo y no hicieron nada.
Mi tía salió de la sala a las 18:55 y a las 19:00 horas el médico nos pidió que nos acercáramos a la UCI con la cédula de identidad de mi madre para llenar el certificado de defunción.
Esta es nuestra historia y queremos que la comunidad sepa que nuestra madre murió por que ellos tomaron la decisión de no hacer nada. Cuando increpamos al médico por la muerte de mi madre nos respondió que él no podía reanimarla por que mi mamá tenía problemas en los huesos y la reanimación le hubiese quebrado los huesos. Pero para nosotros eso es falso, pues en el Certificado de Defunción se anotó que ella murió de un Shock Séptico Pulmonar y en la Epicrisis dice Paro Cardio Respiratorio. En los exámenes no hay Sepsis, todo es nengligencia. Increpamos al enfermero y solo me decía que lo sentía, que no pudo hacer nada, pues las ordenes la dio el médico y que la decisión la habían tomado el 25 de noviembre. A ellos no les importó mi decisión ni la de mi madre, ellos vulneraron todos sus derechos.
Hoy se cumple un mes de la muerte de mi madre y no solo creo que la mataron a ella, sino que me mataron a mi también. Ahora tengo que hacer una medición para poder empezar una demanda judicial por negligencia medica y cuasidelito de homicidio. Quiero un abogado competente que me pueda ayudar en la demanda ahora solo me queda iniciar esta lucha por mi mamita Sandra Gárate Ortega y por todos los pacientes a quienes han vulnerado sus derechos.
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